Julio Paz "Mortencia en los parques de Buenos Aires"
martes, 24 de marzo de 2009
Nosotros, hijos de Esma (Fragmentos)
Lecturas
Francisco Urondo. 1930. Santafesino, aporteñado y fino observador; tierno hombre en el uso de la palabra. Aún en circunstancias donde su poesía ya está encauzada de forma indefectible con su destino personal.A medida que avanzo en la lectura de su “Poesía Completa”, más me gusta el rumbo de su evolución ética y estética. Aún ya en sus primeros poemas, hay una incipiente o lograda realización de su personalidad artística. De su estilo. Cuando llegué al poema “B.A. Argentine”, quedé felizmente apabullado, como si el conjunto de imágenes sonoras del poema me hubiese dejado flotando en un espacio diferente del tiempo.Es abarcativamente bello. Intenso. Ayuno de ingeniosidades. Va del presente al pasado, y del futuro a los resultados de sus deseos, observaciones y recorridos físicos de casi todos los paisajes humanos y naturales que puede ofrecer la historia diaria e íntima de nuestro país. Es más, estoy tentado de no dudar de que vaya a ser uno de esos poemas que como lector agradecido, me va a acompañar el resto de mi vida.Es más, creo que con y en este poema, Paco-poeta, crece, se voluminiza y comienza a correr sin dubitaciones en su propia agua. El mismo caso con las lecturas de “Fumando Espero” y “No puedo Quejarme”. Río Urondiano, en el que se me ocurre que él ya siente lo inseparable que serán su poesía y compromiso político. Ninguno de estas dos facetas de su destino va a ser superior ni someterá a la otra. Paco rugido sensible en las correntadas de sus sueños colectivos.Paco hombre, militante, obsesiones. Remolinos de su manifestación unívoca de lo que ya debía saber hacía mucho de él mismo.Paco no iba a cambiar porque siempre había caminado para llegar a lo que después descubrió que siempre había sido. El que fue. Una hombre-ciudadano-poeta comprometido con la vida futura de su país-mundo- tiempo-existencia que le tocó y no dudó en vivir sin límites, y en lo que iba todo su ser. Hasta con la posibilidad de sumergir abruptamente su vida en la muerte.
Néstor Tellechea
Antonio Di Benedetto (fragmento)
El sol se prodiga sobre la mesa del comedor de diario. Nombrar su bondad forma parte del rito del almuerzo y resulta necesario como pronunciar la gratitud.
Pero no conseguimos proceder igual que siempre. El ruido, continuo, nos compulsa a tenerlo más presente que ninguna otra cosa.-¿Cómo sabe que es un ómnibus? -Le pedí a tu tío que se acercara y viera.El hermano sólo gasta un movimiento de cabeza para avalar su informe. La explicación del trámite está implícita: desde que eso empezó, ella se siente aturdida y molesta y se ha inquietado, a cuenta, por el hijo.Mi tío opina: -No puede durar. Un ómnibus viene y se va.El ruido, presionándome la cabeza, me empuja a cuestionar: -"Viene y se va", eso es una frase. Viene y se va cuando anda por la calle. ¿No se da cuenta que este ómnibus es diferente, que está injertado en nuestra casa? ¿No lo oye, acaso? ¡Claro, no tendrá que soportarlo, usted no vive aquí!...La cuchara, suspendida en el aire, desbordando la sopa -esa única respuesta de la sorpresa de mi tío- achica mi vehemencia y me hace callar, mortificado.En el silencio de los tres, ordeno las razones con que él podría moderarme: yo descargo sobre él mi agresividad y mi cólera y al hacerlo me equivoco de sujeto y me pongo injusto con torpeza; no acato la posibilidad de que el ruido de repente se apague y no regrese, me encarnizo en la suposición de que el problema se ha posesionado del futuro y ya nunca nos dará un respiro; descuido atender que lo normal de un ómnibus es circular por ahí o por allá, siempre afuera, y que un motor en marcha, si el coche no anda, es antieconómico y está sometido, nada más, a una prueba transitoria.Digo, corrigiendo el atropello que también rozó a mi madre: -Bueno, ya pasará; de lo contrario, tendremos un remedio legal para que pase.No obstante, sobre esas mismas palabras me arrepiento, porque es como adquirir el compromiso de entablar una oscura batalla para la cual no me hallo bien dispuesto: denuncias, no sé a quién; comprobación, pruebas, alegatos; la sanción para los otros; para mí, la hostilidad de los culpables, aún innominados. Para mí, el ruido se interrumpe con la segunda porción de la jornada que debo dar a la oficina.De vuelta, la vereda de mi casa marca el límite del recelo: más allá pueden encontrarse planteadas las condiciones definitivas para una lucha
Adentro sólo están mi madre y los benignos ruidos domésticos.No pregunto cuánto más duró aquello. Mi madre no me infiere ningún recuerdo verbal; pero su rostro y sus ojos están fatigados y su administración de la cena denuncia la prisa por llegar al lecho.
De: "El hacedor de silencio"
Mayo del 77
Negrito Floreal Avellaneda
Cuando en febrero de este año empezamos a elaborar la idea de Diario de un día, les dije a los compañeros que escribiría sobre El Negrito, una imagen y un dolor que me acompañan desde hace 33 años, y comenté que entrevistaría a la madre, al padre, a los amigos, a los camaradas de Floreal.
Ahora, cuando comienzo a juntar recortes, recuperar recuerdos y revivir sensaciones para escribir esta nota, caigo en la cuenta de que su mamá, Iris, tiene 70 años y que, como su hijo, pasó por la experiencia del secuestro y la tortura, y decido que no, que no los buscaré ni a ella ni a nadie, no los veré, no intentaré hablar con ellos. No despertaré más dolor, si esto llegara a ser posible, buscando una palabra, un gesto, que aporten dramatismo innecesario a una nota sobre la muerte de un joven de 15 años de edad, cuyo cuerpo apareció en las costas uruguayas.
No me moveré, no iré a ninguna parte a ver a nadie, porque aunque no logre expresarlo en estas palabras, aunque sea imposible, sólo quisiera transmitir eso, la inmovilidad, el desamparo, la indefensión, de un joven de 15 años, amenazado, golpeado, atado, torturado. Quisiera poder escribir el tormento y la muerte de Floreal como lo que son, como algo que lo trasciende, algo por lo que pasaron, y pueden llegar a pasar, nuestros hijos, los míos, los jóvenes, cualquier joven. No soplaré sobre el rescoldo del sufrimiento porque si en nuestra justicia venal, esclava siempre del poder, no se juzga a nadie dos veces por el mismo crimen yo no expondré a nadie a pasar dos veces por el mismo dolor, por la misma impotencia, aunque sepa que ya han transitado por allí, que ya han franqueado ese vado de congojas cientos de veces durante estos treinta y tres años privados de justicia. Aunque sepa que otros, como los familiares, compañeros y amigos de Julio López, secuestrado el 17 de septiembre de 2006, bajo la presidencia de Néstor Kirchner, siendo su Ministro del Interior Aníbal Fernández, hoy Ministro de Justicia, fueron salvajemente, inhumanamente, sometidos a bañarse dos veces en el agua del mismo río, como si el tiempo hubiera dejado de transcurrir y viviéramos siempre en un presente imperfecto, interminable.
“…incluyendo el chico de 15 años Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles.”, escribió Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar, que distribuía, aún a la prensa cómplice que no la publicó, el día de su enfrentamiento y muerte, también hurgando en un dolor propio y mayúsculo, en una bronca suprema.
Las fuerzas represivas de entonces, las de hoy, y las de siempre, se ensañan y ensañarán con los jóvenes, asesinan y asesinarán a los jóvenes, como asesinaron a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, el 26 de julio de 2002, cuando Eduardo Duhalde era Presidente de la Nación y Jorge Matzkin su Ministro del Interior, porque la forma de sobrevivencia de este sistema, se basa en el sostenimiento a ultranza del sentido común, de nuestro sentido común, se basa en la repetición neurótica y obsesiva, donde la creatividad, la energía, la novedad, la fuerza, la ingenuidad, la potencia, la sensualidad, la entrega, la belleza de lo joven, así se trate de cuerpos o ideas, es la verdadera amenaza contra las bases de la sociedad que les hemos permitido malformar a los políticos, a esos que votamos repetida, neurótica, obsesivamente, la que permitimos construyeran sobre sangre inocente, la que al derramarse lava, para los perversos de siempre, todos y cada uno sus pecados, la que al vertirse tiñe también nuestra incapacidad para alumbrar un futuro, una sociedad distinta.
Claudio L. Pérez
Rodolfo Walsh
Nuestras clases dominanteshan procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe comenzar de nuevo separada de las luchas anteriores, la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como una propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas.
Rodolfo Walsh
Osvaldo Bayer
Armando Tejada Gómez
Carta de Haroldo Conti a Fernández Retamar
Haroldo
Una política de Derechos Humanos
El estado democrático (1983-2009), a través de sus diferentes gobiernos, ha insistido en manifestar que disponía y ejecutaba políticas de derechos humanos orientadas básicamente, en distintas instancias judiciales y de diferentes maneras, a la persecución penal de los autores de crímenes de lesa humanidad. Estas políticas, siempre vacilantes y parciales, han resultado ineficaces contrastadas con la verdadera dimensión del drama que vivimos en los años del terror y de las consecuencias que el mismo ha provocado en nuestra sociedad.Una política de DDHH que viniese a restañar heridas y devolver habilidades del cuerpo social debería realizar una revisión histórica de estos derechos y propiciar las acciones políticas y legales conducentes a condenar a los culpables de su violación y a interrumpir la ejecución de los delitos que continúan cometiéndose. El genocidio y despojo de la tierra a las poblaciones originarias es un delito de lesa humanidad cuyas implicancias aún persisten y requieren una inmediata atención que la democracia ha postergado utilizando el tema sólo con finalidad declarativa. Mucho más reciente, en la Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar, un documento indiscutible desde la literatura, la ética y la política, dice Rodolfo Walsh: “El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, …” Las acciones represivas cometidas por el último gobierno peronista y las organizaciones prohijadas por el mismo, como la Triple A, que también incluyeron secuestros, torturas y desapariciones, no han sido ni siquiera enunciadas con la misma fuerza que las ejecutadas a partir del 24/03/76. Como si la acción de promoción de los DDHH y de rescate de la memoria tuviera una fecha de iniciación y más atrás se extendieran un país justo y una historia intachable con plena vigencia de los mismos.Durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner se presentaron mediáticamente algunos gestos simbólicos (descolgar el retrato de Videla, construcción del Museo de la Memoria, etc.), de importancia indiscutible y de ejecución plausible, como si éstos, por sí mismos, constituyeran una política de DDHH acabada.Pero, frente a los 30.000 desaparecidos, los 500 centros de detención clandestina, los más 100.000 casos de detención ilegal y aplicación de tormentos denunciados, la existencia de sólo unos 40 condenados revela tanto la carencia de una política seria al respecto como la voluntad de erigir una imagen de justicia que no se sustenta en los hechos. Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial parecerían ejecutar una estrategia conjunta para crear una de las tantas ficciones con las que se alimenta el sentido común; se estaría narrando un texto ficcional donde la justicia es la protagonista cuando en realidad se está consagrando la impunidad bajo una apariencia legal . Por debajo de la trama de la novela, el movimiento popular ha jugado el verdadero rol activo de una política de DDHH efectiva, resistiendo a las leyes del Punto Final y de Olvido, y logrando con sus derogaciones los avances más significativos en el tema.Una auténtica política de DDHH, para no repetir el mecanismo de formación de docilidad social ejecutado desde el sistema educativo, debería apuntar no tanto a la memoria puntual de los sucesos, sino a explicitar sus motivaciones. Debería dejar de velar con la rememoración dolorosa, con el retorno a un pasado cristalizado, el sentido que tuvo el genocidio: “Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado (refiriéndose a la tortura, la desaparición, etc.), no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisioncs internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9%... “ (Walsh, Carta Abierta…).
Porque ese pasado está vivo en nosotros, en la sociedad. El poder económico que instauró a la dictadura la ha sobrevivido “El plan económico de Cavallo es un perfeccionamiento del de Martínez de Hoz” , dijo Juan Alemann en 1996. Los alzamientos militares contra el gobierno de Raúl Alfonsín, las voladuras de la embajada de Israel y de la AMIA, el asesinato de Carlos Menem (hijo), la maldita policía, el asesinato de Cabezas, los de Kosteki y Santillán y el secuestro y desaparición de Julio López, entre otros hechos, muestran que ni la inteligencia, ni las redes operacionales, ni los Intereses que instauraron la dictadura han sido desarticulados por completo. Caminamos entre los huecos iridiscentes de los cuerpos sin sepultura conocida, los ejecutores de una violencia sin límites y sus mentores económicos e ideológicos.
“De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda una ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido. De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.” (Walsh, Carta Abierta…)
La falta de límites en el tiempo y las consecuencias de los métodos que denunció Walsh llegan al presente y nos aíslan y enmudecen, nos separan, disgregándonos, impidiéndonos una respuesta colectiva, por ejemplo frente al hambre y la marginación social. También nuestra sustancia humana ha sido machacada por los verdugos y nuestros cuerpos separados, como la piel y los huesos del torturado, del tejido social. Entonces una política de DDHH debería apuntar a recomponer la trama social más allá de la dádiva que se presenta como inclusiva. No son los excluidos los que deben reinsertarse en “la sociedad”, sino la sociedad de los incluidos la que debe ir al encuentro de los marginados. La educación y la cultura son los vehículos ideales para esta tarea si abandonan una el formalismo vacío y la otra los escenarios y las candilejas y acuden a brindarse allí donde haga falta ¿Cómo se transmite de generación en generación lo inconfesable? Se transmite a través de los fantasmas, pero estos fantasmas son una invención de los vivos: “expresión de la laguna creada por el ocultamiento de una parte de la vida del antepasado” (Elina Aguiar). Si una política de DDHH no apunta directamente a llenar esa laguna, nuestros desparecidos corren el riesgo de convertirse en fantasmas para las nuevas generaciones, imágenes apenas recortadas en la niebla que nos recuerdan aquel terror, más eficaces en inmovilizarnos y atemorizarnos que en despertar en los jóvenes la solidaridad y la participación. Este gobierno insiste en hacer con la figura del militante político el perfil del desaparecido, y una política de DDHH honesta, que no necesitara hacer de los restos disgregados de un partido político una máquina preponderantemente electoral, debería decir que el verdadero plan de exterminio que desarticuló el esqueleto social no apuntó a los militantes como tales, sino en función de los roles que jugaban junto a miles de luchadores sin partido, en las organizaciones sociales, gremios, sociedades de fomento, centros de estudiantes, colegios médicos, clubes, asociaciones, etc. Porque se quiso y se logró fracturar los centros y relaciones por los que se estructuraba el quehacer social en un momento en el que los partidos mayoritarios, funcionales al sistema, habían quedado detrás de las ideas y al margen de las acciones por las que avanzaba la conformación de un sujeto histórico en condiciones de disputar el poder real.¿Cuánto hay de defensa y promoción de los DDHH en una política que incorpora a palcos y micrófonos gubernamentales, convertidos en trincheras de otras batallas, a organismos y dirigentes que estaban ubicados, no sólo frente, sino también por fuera y por encima del poder? ¿Es esta la única manera de reconocer sus luchas y sus logros? ¿O se está disciplinando nuevamente a los elementos más activos y eficaces en la defensa de los DDHH y sustrayendo de la esfera de la sociedad civil una temática abierta, de trámite irregular, tras la que se había encolumnado, cuando no sentía que era convocada por aliados del gobierno, una parte significativa del pueblo y de sus organizaciones políticas? Cerrar estas reflexiones con el último párrafo de la Carta Abierta sería sin duda una exageración inmerecida y un golpe de efecto que no se ha buscado. Digamos sí, con Walsh, que somos fieles al compromiso de dar testimonio en momentos y situaciones notablemente distintos a los que motivaron la escritura de la Carta. Y lo hacemos porque no queremos permanecer en un pasado congelado, ni volver a un tiempo donde señorearon la mentira, la indignidad y la muerte. CLP.
Sonia Otamendi "Despojos"
Carta Abierta de los hijos de Roberto Mario Santucho
dos poemas de Miguel Ángel Bustos
Nada habla de la muerte
tanto
como la boca sin labios
sin aire sin nada milagroso hinchado.
Boca humana
voz humana
ruido caliente vivo en el tiempo.
(30 de septiembre)
Tristeza en donde amo y escribo
Mi país es triste
no habla
muere a media voz.
La lluvia viene y se lleva el día
en humo gris.
Mi país de mil nombres
y mil caras dormidas.
Las calles
el viento donde amo y escribo.
(29 de septiembre)
del libro "Visión de los hijos del mal"
Hilda Paz
La Versión y la Subversión
No obstante, hay tres temas, o relatos, que me han marcado desde mi más tierna infancia, la Guerra Civil Española, la FORA y la “Subversión” durante la década del 70; fundamentalmente las acciones del ERP y la muerte de Santucho.
No voy a referirme aquí a la FORA, ya que este tema fue desarrollado magistralmente por Diego Abad de Santillán, ni a la Guerra Civil Española, puesto que los camaradas de la CNT FAI aún hoy, continúan con su lucha y sus reivindicaciones.
¿Por qué entonces, hablar de la Subversión? Pues, porque como ya se ha dicho infinidad de veces, la misma palabra hace referencia a una versión, que está por debajo de la versión oficial y esta subversión es la versión del pueblo. Hubo una subversión entonces y la hay ahora. Bien dicen que la historia la escriben los que ganan, pero la realidad no siempre es tan lineal y la verdad, es que muchas veces la escriben los que quedan.
Hoy en día ostenta el poder una de las facciones que estaba en lucha por esos años, por ese motivo, desde hace ya más de un lustro, vemos con alegría como se persigue a los genocidas, pero nuevamente, las cosas no son lineales y así como observamos eso, también somos víctimas sistemáticas del peor de los engaños, una verdad a medias.
Es cierto que Montoneros combatió a la dictadura, pero por favor, jamás olvidemos que también lucharon y resistieron, el ERP, los anarquistas, los libre pensadores y gran parte del pueblo y no por eso se arrogan el derecho de presentarse como “salvadores de la Patria”. La dictadura nos afectó a todos, incluso a los que éramos demasiado pequeños para oponer resistencia. Causa dolor e indignación, ver personas y agrupaciones que fueron ejemplos de ética y valentía en la resistencia al totalitarismo, alinearse a la nueva “Versión Oficial” y olvidarse de todos los que de una u otra forma se sacrificaron por la causa de la Libertad. Priorizan sus banderas políticas por sobre los hechos históricos, no fueron 30000 peronistas desaparecidos, fueron 30000 peronistas, marxistas, anarquistas, estudiantes, maestros, en fin, personas. Es por respeto a nuestros caídos, a nuestros sobrevivientes y a nosotros mismos, que tenemos que tomar conciencia de la Subversión de hoy, conciencia de esa parte de la resistencia que muchos intentan borrar, se jactan de su lucha contra la dictadura y ahora que han tomado el poder, manipulan la historia con fines totalitaristas, bastardeando de esta manera, la memoria de los caídos y de todos aquellos que han participado y hoy no tienen voz para contar su parte de la verdad.
Es analizando lo sucedido sin atarnos a preconceptos ni a dogmatismos, que vamos a poder entender lo acontecido en esos tiempos y replantearnos y comprender mejor nuestro presente, para finalmente poder proyectar , en forma colectiva, un futuro.
Escribo esto con fines absolutamente políticos, si entendemos la política como la forma en que se organiza un pueblo y toma conciencia de su historia y su porvenir, no hay intereses partidistas, ya que mis banderas son la Libertad y la Igualdad y fiel a mis convicciones solo busco la verdad, o al menos, la multiplicidad de discursos que nos permitan repensar y analizar nuestra Historia.
¡Viva la Libertad!
Daniel Moyano
Avistaje de barcos
Barón Grampo: Goleta de cinco palos. Liviano, gallardo y extravagante. Construido en 1898 por Laird Brothers, en Birkenhead. Desaparecido en el invierno del 36. Velero fantasmón, montoncito de polvo sucedido que se resiste al olvido.
Fueron avistados por última vez el 4 de mayo de 1976.
Se agradecerá cualquier información al respecto: