Francisco Urondo. 1930. Santafesino, aporteñado y fino observador; tierno hombre en el uso de la palabra. Aún en circunstancias donde su poesía ya está encauzada de forma indefectible con su destino personal.A medida que avanzo en la lectura de su “Poesía Completa”, más me gusta el rumbo de su evolución ética y estética. Aún ya en sus primeros poemas, hay una incipiente o lograda realización de su personalidad artística. De su estilo. Cuando llegué al poema “B.A. Argentine”, quedé felizmente apabullado, como si el conjunto de imágenes sonoras del poema me hubiese dejado flotando en un espacio diferente del tiempo.Es abarcativamente bello. Intenso. Ayuno de ingeniosidades. Va del presente al pasado, y del futuro a los resultados de sus deseos, observaciones y recorridos físicos de casi todos los paisajes humanos y naturales que puede ofrecer la historia diaria e íntima de nuestro país. Es más, estoy tentado de no dudar de que vaya a ser uno de esos poemas que como lector agradecido, me va a acompañar el resto de mi vida.Es más, creo que con y en este poema, Paco-poeta, crece, se voluminiza y comienza a correr sin dubitaciones en su propia agua. El mismo caso con las lecturas de “Fumando Espero” y “No puedo Quejarme”. Río Urondiano, en el que se me ocurre que él ya siente lo inseparable que serán su poesía y compromiso político. Ninguno de estas dos facetas de su destino va a ser superior ni someterá a la otra. Paco rugido sensible en las correntadas de sus sueños colectivos.Paco hombre, militante, obsesiones. Remolinos de su manifestación unívoca de lo que ya debía saber hacía mucho de él mismo.Paco no iba a cambiar porque siempre había caminado para llegar a lo que después descubrió que siempre había sido. El que fue. Una hombre-ciudadano-poeta comprometido con la vida futura de su país-mundo- tiempo-existencia que le tocó y no dudó en vivir sin límites, y en lo que iba todo su ser. Hasta con la posibilidad de sumergir abruptamente su vida en la muerte.
Néstor Tellechea
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